“EL TRABAJO INMOBILIARIO QUE NO SE VE”

La mayoría de las personas piensa que ser agente inmobiliario consiste en poner un cartel en una vivienda, anunciarla en internet, enseñar la casa a futuros compradores, preparar un contrato de arras y …… ya.

Por ello,  puedo comprender que la mayoría de los vendedores se  pregunten: ¿Verdaderamente merece la pena pagar por ello cuando en internet cada vez existen más posibilidades para hacerlo?

Y la verdad es, que… nada más lejos de la realidad (o al menos de la mía).

El trabajo de un inmobiliario va mucho más allá de enseñar una vivienda.

Antes de iniciar la comercialización, he de comprobar toda la documentación relativa a la vivienda para saber cuál es la situación actual del inmueble: si existe algún tipo de carga, quienes son los titulares, incluso, si es imprescindible realizar algún trámite previo antes de  ponerla a la venta.

El primer paso es  realizar una valoración de mercado en función de precios REALES de VENTAS. También es imprescindible conocer la  oferta disponible actual. Es fundamental presentar la vivienda con el mejor aspecto posible para que resulte atractiva para compradores, realizando un buen “Home Staging”. Y, por supuesto, darle la mayor difusión publicitaria a través de portales inmobiliarios, página web, redes sociales, etc.

En mi trabajo también hay una parte más administrativa. Me encargo de preparar toda la documentación necesaria para llevar a cabo la compraventa (redacción contratos de compraventa, documentos de reserva, preparación de escrituras, etc.) Debo estar informada de todos los cambios legislativos que afecten al mercado de la vivienda y, por supuesto, conocer toda la normativa actual que regula los contratos de arrendamiento, LAU, etc….

También es importante tener una buena capacidad de negociación para poder conseguir acuerdos entre las partes y sobre todo, EMPATIZAR con el cliente, comprender sus necesidades y motivaciones para la venta y defender sus intereses.

Debes saber que no sólo estoy disponible para mis clientes en horario laboral, sino también la mayor parte del día y además, dado que comercializo inmuebles en zona de costa, trabajo también los sábados y la mayoría de domingos y festivos (que es cuando los compradores disponen de tiempo para poder visitarlos). En la mayoría de los casos suelo enseñar una propiedad a unos clientes 1, 2, 3, o incluso hasta 4 veces, sin que se haya formalizado ninguna reserva económica, dedicándole a una operación más tiempo de lo que se pueda pensar, aunque a pesar de ello, no siempre llega a buen término.

Y muchas otras gestiones más que no te explico en este artículo, porque si no, se haría muy extenso…

Todo ello lo haré “A ÉXITO”, no te cobraré nada hasta que encuentre un comprador y consiga vender tu vivienda.

¿Hablamos?